Hoy en día cuando se habla de salir de tu zona de confort se habla de puntos de inflexión o momentos importantes que sacuden tu vida. Por mi naturaleza curiosa, los RETOS más exigentes, siempre me ha llamado la atención. Me gusta soñar, pero disfruto más cuando paso a la ACCIÓN.
Recuerdo que, en una clase del Diplomado en Psicología Positiva en las Organizaciones en el Tecnológico de Monterrey, le dije a la profesora: “Quiero un cambio en mi vida”. La profesora señaló a una compañera que estaba embarazada y me dijo: “Ahí tienes un cambio, ese es un gran reto”. Sin embargo, el sueño de formar una familia no estaba dentro de mis objetivos porque disfrutaba mi etapa de soltera tanto como mi zona de confort. A nivel profesional, me sentía plena trabajando en el mundo de la comunicación y la organización de eventos para proyectos internacionales.
De pronto, en Lima, Cupido me flechó y conocí a quien hoy es mi marido. Desde un inicio, nuestra relación fluía como el mar y en una “sobremesa” planificamos formar una familia. Mientras recordaba aquella frase de mi profesora: “Ese es un cambio, un gran reto” – con su sonrisa pícara y refiriéndose al embarazo.
El resto es historia. Mi zona de confort dio un giro de 180 grados. Un cambio lleno de alegría, gratitud y emoción, aunque sentía miedo porque esto supondría que nos mudábamos a vivir a España. Este cambio significaba reinventarme profesionalmente, con mi rol de madre y la nostalgia de vivir lejos de mi país.
Nos mudamos el 2019. El siguiente año, 2020, vino la pandemia. El virus entró a nuestro hogar y a mí me tocó estar aislada en un hospital de Zamora durante una semana como “paciente con síntomas compatibles por coronavirus”. En el momento justo que acababa de lanzar mi marca personal a través de mis redes sociales, de comunicar al mundo mi proyecto de vida: Lucero del Duero.
En dicho hospital, mientras estaba con 39 grados de fiebre, sin poder respirar y asustada por la pandemia, tuve una rara visión mirando al techo: “Lucero, la vida te llama a otro desafío. Confía en ti”. Prácticamente mi alma me estaba diciendo que nuevamente salga de mi zona de confort…
¿Qué es la zona de confort? Diría que es el lugar donde nos sentimos cómodos y las cosas nos resultan conocidas, sean estas experiencias agradables o no. Nuestros hábitos, rutinas, conocimientos y comportamientos también son zonas de confort. Es el escenario donde tienes pocas posibilidades de crecer.
Si te mueves alrededor de tu zona de confort encontrarás tu zona de aprendizaje y podrás dar un sentido diferente a tu vida. No te dejes dominar por el miedo. Acepta el cambio como un desafío a tu zona de confort. Aprender otro idioma o mudarte de país, modifica tus hábitos y habilidades, conocer otras culturas te permite enriquecer como persona. Se amplía tu visión del mundo.
Practica este ejercicio. Imagínate como será tu vida dentro de 10 años si continúas haciendo lo mismo. Ahora imagínate como te gustaría que fuera si sales de tu zona de confort. ¿Coincide? Pregúntate ¿qué debo hacer para cambiar y conseguir ese deseo?
Recuerda: Ten claro que si deseas cambiar tus hábitos tu mente hará todo lo posible para desanimarte y hasta tu entorno lo intentará. Tu zona de confort te dirá que abandones tus metas. Por ello, quiero finalizar con una frase del Doctor Mario Alonso Puig: “Si naciste para volar, no te conformes con andar”.